Tejidos y
enhebrados genéticamente;
Relacionados y
conectados perpetuamente.
Sin embargo,
me presento:
mucho gusto,
aquí tu hijo.
Sabes cuándo nací,
y cuándo caminé.
Tienes la primera carta que te escribí,
y recuerdas lo que contigo jugué.
Sabes muchas cosas de mí,
pero, ¿cuánto me conoces?;
recuerdas mis sonrisas de chiqui,
pero, ¿de mis emociones qué sabes?.
El tiempo,
rápido ha pasado,
y las urgencias de la vida
han requerido atención pronta.
Pasa el tiempo,
y con él la vida;
corre cada momento,
y con éste la vida.
Muy atento estabas, yo recién nacido,
pero has olvidado la importancia de cada presente;
has caminado a mi lado,
pero muy rápidamente.
Los años han pasado,
y aquí tu hijo se presenta,
para que a pesar del tiempo que se ha ido,
decidas abrir la puerta.
Puerta abierta para descubrir,
abierta para conocer,
y abierta para percibir
al ser que hace un tiempo viste nacer.
VIVIANA ZULUAGA
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