Los padres dejan huella en el desempeño de los roles presentes y futuros de sus hijos.
Toda actividad demanda un desarrollo previo de
habilidades, las cuales fluyen en el presente para cumplir con los objetivos requeridos por ésta, el cumplimiento o
no cumplimiento de objetivos impacta el sentido de logro y competencia del
individuo. El desempeño cotidiano
de actividades, en las cuales se practican habilidades aprendidas conduce a un empoderamiento
del hacer, lo cual constituye la base para el desarrollo de otras destrezas. En este aprendizaje continuo de habilidades cognitivas,
motoras, psicosociales, y en la convicción de posibilidades de éxito al involucrarse
en una tarea se produce autorreconocimiento y determinación para comprometerse en
diferentes tareas en el marco de un rol.
Los adultos que rodean a los niños influyen en el desarrollo de sus habilidades y en la
confianza en sí mismos para que de manera decidida, comprometida y motivada participen en actividades propias de sus roles. Cuando el adulto no le da libertad y
autonomía para llevar a cabo sus actividades diarias (vestirse, comer, organizar
sus juguetes...) se les comunica que no son suficientes en sí mismos para
desempeñarse exitosamente y cumplir con los objetivos planteados, mensaje que frustra su iniciativa y los hace
dependiente del hacer de otra persona, esto afecta su desempeño ocupacional,
impide que se sientan capaces y por tanto que sean competentes para cumplir con las
expectativas individuales y sociales propias de sus roles.
Comprender
que se educa de cara a un futuro y no solamente se instruye para un presente animará
a los padres a dejar huella en el comportamiento diario de sus hijos, huella en
la forma como se desempeñan ahora y en la manera como se comprometerán con
futuros roles. Educar con la mirada puesta en un desempeño ocupacional feliz, organizado, seguro y proactivo demanda velar por lo
siguiente:
Autonomía e independencia
Un ambiente
que promueve autonomía e independencia en los niños se caracteriza por permitirles
ser, un dejar ser que no significa ausencia de autoridad, disciplina y/o normas. Un dejar ser cuyo fin es promover que
se reconozcan a sí mismos y al otro al participar en entornos con oportunidades para ejecutar, socializar y
experimentar diferentes retos a nivel social, sensoriomotor y cognitivo; un
dejar ser en donde los niños puedan crecer en amistad con su ser creativo,
propositivo y reflexivo, un dejar ser que sólo será posible al dejar hacer, para lo cual es importante tener presente que la constante interferencia del adulto, en la ejecución de las actividades básicas cotidianas de los niños, interrumpe el desarrollo de habilidades que naturalmente ganan mientras se desempeñan en sus actividades y resuelven dificultades. Dejar ser a los hijos promoverá en ellos
criterio, confianza y seguridad frente a la toma de decisiones en medio de las
demandas de sus actividades diarias. El criterio y la confianza que adquieren en sí mismos cuando hacen, fortalece su iniciativa, voluntad y deseo para ocuparse de manera autónoma, creativa e independiente.
Normas claras y seguimiento de rutinas
Cuando las
normas son claras y bien conocidas por los niños el desempeño de sus
actividades es más tranquilo, organizado, satisfactorio y les permite sentirse
seguros. Es importante que las normas
también sean cumplidas por los adultos, el ejemplo les comunica integridad y evita
que entren en conflicto con éstas.
Las rutinas
organizan las tareas que lleva a cabo el individuo en el marco de un rol, cuando éstas diariamente han estado presente en el contexto de los niños serán extrañadas, por
ellos, en el momento en que se omiten. Los hijos necesitan rutinas y una vez
acostumbrados a éstas se sienten cómodos y en orden al cumplirlas; cuando no se
trabaja el seguimiento de rutinas, para los niños será complejo respetar los
tiempos de las actividades, organizarse en su ambiente y planificar sus tareas,
lo cual constituye en varias oportunidades la causa de problemas escolares.
Oportunidades para crear, interactuar y proponer
Un entorno que
valore la importancia de las oportunidades para desarrollar habilidades en los
niños tendrá riguroso cuidado de no pasar por alto preguntas, emociones y
situaciones que les generen a ellos curiosidad y/o asombro, promoverá momentos significativos partiendo de
los intereses, las ideas, deseos de aprendizaje e inquietudes de los niños, observará
atentamente el desempeño de las actividades diarias e identificará oportunidades de desarrollo, los dejará proponer, inventar, crear y relacionarse con su ambiente, esto favorecerá
en los niños confianza para indagar y motivación para buscar respuestas, ayudará a su capacidad de análisis e investigación,
y los motivará a buscar alternativas frente a las dificultades que se les presenten
en la ejecución de sus actividades diarias tales como vestirse, comer, jugar y estudiar; las dificultades no serán motivo para abandonar las actividades, representarán una oportunidad para creativamente encontrar
soluciones. Cuando, por dar un ejemplo, no se les permite vestirse y/o comer
solos, no tendrán la oportunidad de conocerse a sí mismos en medio de los retos que se presenten en la ejecución, tampoco tendrán la oportunidad de
observarse a sí mismos como seres que tienen la capacidad de superar aquellos retos, se desaprovecha así una oportunidad para
que sean creativos, resilientes y autónomos.
Desconocer
la importancia de promover autonomía e independencia en las actividades que
llevan a cabo los niños, ignorar la necesidad del seguimiento de normas, hábitos
y rutinas, y no considerar indispensable la promoción de un ambiente que vele
por su creatividad y actitud propositiva, afectará el desempeño de las actividades en
sus diferentes roles presentes y futuros.
VIVIANA ZULUAGA
Terapeuta Ocupacional
Certificada en Integración Sensorial
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