Educar es cuidar un corazón, salvaguardar una mente, enriquecer un entorno y respetar un proceso.
Para cuidar un corazón se requiere sensibilidad, silencio, carácter, palabra oportuna, protección y abundantes sonrisas.
Para salvaguardar una mente se necesita vínculo, y qué difícil es tenerlo cuando no hay interacción significativa, se necesita compañía, suficiente tiempo de juego, diálogo y … estar.
Para enriquecer un entorno se requiere creatividad, curiosidad, ingenio y un espíritu divertido; un entorno rico en oportunidades de juego y desarrollo será posible si educar se convierte en un grato, interesante y apasionante verbo.
Para respetar un proceso es indispensable darlo
todo como padres y pacientemente esperar. Si educar es para ti una gran pasión ejercida con
excelente dedicación, diligencia y proactividad, confía aunque los resultados hoy no los veas, hay un proceso que respetar.
Vincúlate con tus hijos, ser su progenitor no es total garantía de un vínculo significativo con ellos.
VIVIANA ZULUAGA
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